Recién llegada...

Llevaba muchisimos días caminando y durmiendo en un bosque.
Estaba ya cansada de no aparecer por ningún pueblo o ciudad y estaba empezando a deprimirme; aunque bien mirado el mapa tendría que estar ya muy cerca, tan cerca que este bosque tendría que pertenecer al pueblo de Forks, respiré mucho más tranquila.
Había cazado un par de ardillas para quitarme la quemazón en la garganta, aunque sinceramente aún seguía teniendo hambre.
Vi un pequeño riachuelo que cruzaba el bosque y decidí lavarme un poco, la ropa no la tenía del todo mal ya que había robado ropa nueva de los tenderetes que me encontraba por el camino, pero tenía las manos llenas de tierra y sangre reseca y seguro que la boca también.
Me quité las zapatillas y los calcetines, me subí el pantalón hasta la rodilla y me lavé un poco. Me sentía muy bien junto al agua fresquita. Cuando terminé me senté en la orilla de dicho río aún con los pies metidos en el agua y miré el dinero que me quedaba, tan solo 20 dólares, buff, ni siquiera sabía si me daría para pasar la noche en una posada o algo asi, al menos dormir bajo techo...

Genial,faltaba algo para la boda de Bella y Edward...pero que cosas digo deberia de estar deacuerdo ¿No?bueno tal vez si me anime a tocar el piano en la boda.
Sali de casa a cazar algo para ahuyentar un poco la sed.
cUANDO termine de cazar los ciervos me limpie la cara en el rio,por que odiaba estar asi de sucia.
Voltie y vi que estaba acompañada...

Al oír un ruido me encongí de miedo, no ssabía que clase de criaturas podría aver por allí, animales depredadores...
Me giré y vi a una chica en el rio que también se estaba limpiando las manos, la miré con cautela y me puse de pie. Tenía un aroma peculiar, que me recordaba a algo, pero olía realmente bien.
La observé detenidamente, era una persona realmente guapa, increíble, tenía el pelo rubio y largo, parecía una de las diosas griegas de las que habia estudiado en cultura clásica en el orfanato. La sonreía para que viera que era de los buenos, por así decirlo.
Quise decirla algo pero no me atreví, tenía la piel tan pálida..., me miré y era tan blanca como la mía, a nadie la he visto ese mismo color, pensé que quizás sería una como yo.
Di un paso en su dirección aún en el agua.

-Ho... hola-dije timidamente.

lA CHICA VOLTIO UN OLOR EXTRAÑO INVADIO EL AURA.eSCUCHE UN CORAZON LATIENDO Y oli a sagre pero no exactamente de la de humanos..si no mezclada como la de nosotros.
La vi tenia el pelo algo rubio y ojos muy lindos,parecia timida pero con un olor extraño
-Hola..eres nueva aqui cierto?dime has causado algun problema?...perdon soy asi mucho gusto soy Rosalie Hale de Cullen-trate de sonreir pero me salio mas como una mueca

La miré un poco preocupada, hizo una mueca y sentí un escalofrió dentro de mi cuerpo.
Bajé la vista y me miré reflejada en le río.

-Sí... soy nueva y no, aún no me he metido en líos-dije sonriéndo intentando parecer simpática aunque no sabía si lo había conseguido.

Me resultaba muy extraño, tenía unos ojos dorados tan dulces y a la vez tan penetrantes que asustaban un poco. Decidí presentarme, ya que parecía una desconsiderada por mi parte.

-Yo me llamo Sarah Allen, encantada

Vi como la chica bajaba la mirada al rio,pobre de seguro se acaba de enterar algo feo pero bueno ya que.
Me cruze de brazos,enarque una seja y despues la mire de nuevo

Me alegra...aqui hay muchas personas que son malcriadas-hice una mueca de disgusto

Me voltie para segurarme de que no me buscaran y despues la chica hablo con una voz tan acaramelada y dulce que me recordaron la voz de una niña tierna

El gusto e smio Sarah..dime que estas haciendo por estos rumbos-dijehay animales extraños..perros con pulgas creeme es desagradable encontralos-rei por mi porpio chiste y recorde a todos los licantropos-perdon me deje llevar

Sonreí tímidamente ante su comentario.

-Pues bueno... quise empezar una nueva vida, me escapé del orfanato en el que estaba, la gente no hacía otra cosa que pasarse conmigo-dije con pena al recordar todo lo mal que lo había pasado entre aquellas paredes.

-Por cierto, ¿estás herida?-dije señalando a sus manos-es que he visto que estabas lavándote las manos y de ellas cae sangre-pregunté en voz mucho más baja para que nadie nos oyera. Estaba segura de que era una como yo, pero tampoco quería soltárselo así como así por si no lo era, entonces ya me tacharía por loca.